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síndrome de la niña buena
síndrome de la niña buena

Síndrome de la niña buena

14 de junio de 2024

Tradicionalmente la educación de las mujeres se ha basado en valores como la complacencia, la generosidad, la obediencia, la bondad, el sacrificio, ser serviciales, etc. creando un rol de género y unas expectativas sociales de los que siguen quedando resquicios en la sociedad actual y que influyen negativamente en la satisfacción con la vida.

Expectativas sociales y otras causas del síndrome de la niña buena

Y no solo eso, junto con las expectativas sociales encontramos otras causas como son el estilo educativo o de crianza, experiencias pasadas en las que se rechazan o invalidan opiniones, necesidades o sentimientos y una baja autoestima que lleva a compensar la falta de confianza en las propias capacidades, habilidades y destrezas, con la búsqueda de aprobación y validación externa.

Características del Síndrome de la niña buena

Este síndrome se da principalmente en mujeres y constituye un patrón de conducta en el que se vive para complacer a los demás y en el que se da más importancia a los deseos y necesidades ajenas para conseguir armonía, consenso, agrado y aprobación de los demás, independientemente de que esto conlleve perderse a una misma.

 

síndrome de la niña buena

¿Cómo saber si tengo el síndrome de la niña buena?

Pero ¿cómo saber si realmente este síndrome está presente? Vamos a revisar una serie de características que pueden ayudarnos a su identificación:

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No saber establecer límites

No saber establecer límites: estar siempre disponible para los demás, preocupada y buscando constantemente complacer, agradar y evitar conflictos. Sentirse culpable por priorizar las necesidades propias y no poder, ni saber, negarse a las peticiones de los demás, aunque eso suponga ir en contra de las preferencias propias.

Autoexigencia y perfeccionismo

Autoexigencia y perfeccionismo: exigirse la perfección en todo para no decepcionar a los demás y así lograr su aprobación. Fallar no es una opción y cualquier mínimo error lleva a un autodiálogo totalmente destructivo.

Dificultad para expresar sentimientos y necesidades

No saber expresar sentimientos, necesidades u opiniones: resulta complicado expresar opiniones, ideas o necesidades por miedo a herir a los demás, a ser rechazada o criticada, lo que lleva a reprimirlas para mantener la imagen o las expectativas sociales, para evitar el conflicto e incomodar al resto.

Validación externa

Validación externa: la prioridad es cumplir con las expectativas de los demás y existe una preocupación tan profunda sobre lo que piensen de ti que llega a controlar tu vida. Esto hace que la valía propia dependa de la validación externa, de cuánto se agrade al resto, de forma que recibir una crítica puede ser extremadamente doloroso.

Patrón de comportamiento aprendido

Patrón de comportamiento: existe un aprendizaje previo en el que se asume que, para ser merecedora de aprecio y cariño se debe ser amable, buena y condescendiente, por lo que constantemente se muestra una actitud de consenso, de predisposición a ayudar y en la que oponerse o discrepar con algo o alguien no tiene cabida.

Consecuencias del Síndrome de la niña buena

Y claro, como nos podemos imaginar, todo esto genera una serie de consecuencias en el bienestar emocional de aquellas personas que se ven envueltas en este tipo de dinámicas:

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Estrés. Sentirse responsables del bienestar de todo su entorno junto a la sobrecarga que supone mantener el perfeccionismo y evitar el conflicto, lleva a que se vaya acumulando estrés y que este pueda desencadenar síntomas de ansiedad como, por ejemplo, sentir una preocupación excesiva o una enorme frustración.

Tristeza. El hecho de suprimir las emociones, necesidades u opiniones lleva a sentir que no se es totalmente auténtica, que ni la propia persona ni su entorno conocen verdaderamente quien es. Esto, junto a la falta de amor propio y de valía personal, llevan a experimentar un gran malestar e insatisfacción con la vida que puede desencadenar síntomas depresivos.

Culpa. Estar continuamente pendientes del resto genera una enorme carga que lleva a que, en ocasiones, sientan la necesidad de intentar poner límites y dedicarse más a una misma. Pero esto, lejos de aliviar y generar bienestar, supone la aparición de una enorme culpa pues se sienten egoístas al no estar priorizando a los demás.

Trastornos psicosomáticos. Todas estas emociones suponen un caldo de cultivo para este tipo de trastornos en los que los síntomas físicos pueden verse agravados por factores psicológicos, pudiendo llegar a aparecer insomnio, cefaleas, bruxismo, colon irritable, etc.

Cómo trabajar el Síndrome de la niña buena

Dadas las consecuencias que este síndrome tiene en el bienestar emocional es importante saber identificarlo, pero ¿cómo podemos trabajarlo?:

Autoconciencia

Autoconciencia: trabajar en darnos cuenta de las dinámicas en las que estamos inmersas, así como de los patrones de comportamiento y pensamiento que nos limitan y nos llevan a relegar las necesidades y opiniones propias frente a las ajenas.

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Autoestima

Autoestima: las personas atrapadas en este tipo de dinámicas no se conocen, se han construido en base a deseos y necesidades ajenas por lo que es importante cultivar el amor y el valor propio, aprender a reconocer las habilidades, cualidades y logros personales. Mejora tu autoestima.

Trabajar en las creencias y el diálogo interno

Trabajar en las creencias y el diálogo interno: son las creencias y lo que nos decimos a nosotras mismas lo que nos lleva a sumergirnos y continuar en este bucle. Por ello, resulta crucial deconstruir dichas creencias, cambiarlas por otras mucho más funcionales y adaptativas, y trabajar en un autodiálogo más compasivo.

Redefinir prioridades

Redefinir prioridades: desaprender lo aprendido, no dejar que las necesidades, deseos u opiniones externas dirijan tu vida. Se trata de empezar a ser consciente de que la prioridad debes ser tu misma y tu propio bienestar y de la importancia que tiene el valor y el respeto propio.

Asertividad

Asertividad: trabajar en saber decir que no, en marcar unos límites que permitan cuidarnos y en expresar las emociones, opiniones o necesidades propias, de forma clara y respetuosa, otorgándoles el mismo valor e importancia que a los ajenos.

Recuerda buscar ayuda profesional

Recuerda que este no es un camino fácil, permítete errores, se compasiva, date tiempo y recuerda que los profesionales de la salud mental podemos acompañarte en este proceso y ofrecerte herramientas que te permitan gestionarlo de forma más funcional y crecer a nivel personal.

 

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